54 ICA. Mexicanistas y
amazonistas: la cita vienesa.
Ya han pasado casi 4 años desde que Viveiros de Castro fue
invitado por el IIA-UNAM y por el INAH para impartir un seminario breve y una
conferencia magistral para el 100 aniversario del nacimiento de Lévi-Strauss
(noviembre de 2008). Desde ese entonces la reflexión sobre el multinaturalismo,
las ontologías relacionales, la cosmopolítica comenzó a cobrar importancia en
tierras mexicanas. Posteriormente, en 2010, la estadía de 4 meses de algunos de
nosotros en el Posgrado de la UFRJ-Museo Nacional también sirvió para estrechar
vínculos y programar futuras colaboraciones. En 2011 vino la mesa que que
algunos amazonistas y mexicanistas organizamos en el “SALSA” de Belem do Pará,
que llevó el título de Ejercícios de
antropología intra-continental: México-Brasil. Lo de “ejercicios” tenía a
que ver con la metodología incipiente y hasta cierto punto experimental
subyacente a la comparación que quisimos presentar. En efecto, si bien no se
trató de la primera confluencia antropológica en el marco de la colaboración entre
nuestros respectivos países, fue una confluencia novedosa con respecto del
enfoque particular ¾ontológico¾ que estábamos comenzando a construir. Y el primer escollo para
superar fue justamente ese, el metodológico. ¿Qué diálogo instaurar entre
regiones etnográficas y antropologías que se han sistemáticamente ignorado?
Para quienes trabajamos la “cuestión
ontológica”, priva ¾o debería privar¾ el interés por el “método de la equivocación controlada” (cfr
Viveiros de Castro, en http://amazone.wikia.com/wiki/Introdução_ao_método_do_perspectivismo),
confluencia de premisas conceptuales divergentes que al entrar en contacto
supondrían una reformulación recíproca. Pero, cómo reformular los eventuales
malentendidos entre nuestras respectivas antropologías (mexicanista y
amazonista), sigue siendo un punto de discusión. Si algo nos ha enseñado la
antropología levistraussiana a través del concepto de transformaciones es poner
a dialogar lo que en principio parece escapar al diálogo por sus aparentes
disonancias. Piénsese, por ejemplo, en las diferencias entre canibalismo y
antropofagia sacrificial o entre consanguineidad y afinidad en la construcción
de la socialidad; en la presencia / ausencia de una cosmogonía; la diferencia
entre sistemas mitológicos, modos de producción, procesos históricos entre
otras cosas.
En el caso del 54 ICA
de Viena, el diálogo que buscamos en Belem fue propuesto como tema general del
Congreso: Construyendo diálogos en las Américas. Desde luego no hubo
conexión entre una propuesta y otra; no obstante, la sintonía fue reconfortante
ya que nos pareció retomar ese espíritu americanista que otros antropólogos
trataron de impulsar en el pasado, entre ellos Lévi-Strauss quien, en La alfarera celosa, ya había planteado
un esbozo programático: “Este intento de
condensación de los mitos procedentes de los dos hemisferios ¾decía el antropólogo francés en una de sus últimas obras¾ es altamente conjetural. Por esto
será dejada en el estado de esbozo, como un campo de investigación abierto para
otros que puedan llenarlo con elementos más ricos y más numerosos”,
sugerencia que en gran medida cayó en el vacío. Los amazonistas buscaron el diálogo en otras regiones etnográficas, principalmente
Melanesia y como es sabido, gracias a Wagner, Strathern, Viveiros y otros más
se produjeron convergencias teóricas importantes.[1]
El 54 ICA de Viena acaba de pasar. El simposio que organizamos ¾La humanidad compartida.
Ontologías y transformaciones¾ con fines de puentear convergencias y divergencias antropológicas
¾una especie de dialéctica wagneriana al interior de nuestra propia
disciplina y del americanismo que nos gustaría revitalizar¾ nos pareció sumamente positivo; lo percibimos no sólo en el salón
de nuestro simposio sino también en los pasillos y en los bares. En las semanas
previas al congreso decidimos hacer de este simposio un foro para el debate: 18
ponentes, 15 minutos para cada presentación (planteando un problema ontológico a partir de la selección de
pocos datos emblemáticos) y 1 hora y media de
discusión en cada una de las dos sesiones. Para el debate, nos propusimos impulsar, desde la etnografía (léase, la
"teoría etnográfica"), un americanismo crítico, que nos permitera
repensar nuestra manera de hacer antropología. Dado el tema del simposio, sugerimos
enfocar el debate principalmente sobre las transformaciones de los conceptos
nativos de lo "humano", sobre la relacionalidad de este concepto
(opuesta a la sustantivación); sobre lo humano como imposición de puntos de
vista, multiplicidad de posibilidades o como posición fija. También sugerimos
abordar el concepto transformación al menos en dos sentidos: A) transformación
interna, entendida como cambio ontológico B) transformación sistémica: cómo un
caso etnográfico puede ser la transformación de otros casos.
Sobre el concepto de humano, humanidad compartida
y restringida, se presentaron, sobre todo el segundo día, varios criterios para
definirlo; la buena distancia, el parentesco, el género, la moralidad, el habla
y desde luego la agencia, la socialidad. Los mexicanistas (algunos de nosotros
al menos) observamos que el leit motif
de los amazonistas ¾la
reversibilidad dialéctica depredador / presa¾ no es una preocupación extendida en todo
México. La depredación puede abandonarse o articularse incluso con relaciones
de protección. A eso apuntan la ganadería y el pastoreo en el norte del país, a
un cambio ontológico, un paso a alguna forma de chamanismo vertical (sensu Hugh-Jones), que al igual que el
sacrificio no siempre implica una pérdida de tensión de las relaciones
interéspecíficas. Lo que tmb se redefine con la introducción de la ganadería,
de la domesticación, son las relaciones con el otro, el blanco, el enemigo, y
no sólo con los animales. Si en la Amazonia el contacto con el cristianismo
(protestante) empobrece al chamanismo hasta desaparecerlo (desjaguarización; surgimiento
de un yo interior; adecuación al código); en ciertas partes de México es
incorporado, y en forma definitiva, a la cosmología del grupo, transformándola.
Gracias al Diablo, al alma salvaje
deja de ser inconstante sin perder el brillo que le es propio. Y sin embargo
este Diablo es también capaz de estragarlo todo (la narcocultura, por ejemplo).
En fin, puntos entre otros puntos sobre los cuales la reflexión está en camino.
(Carlo Bonfiglioli)
[1] Este diálogo se ha extendido a los siberianistas y, en menor medida, con
los americanistas del norte. En estos
últimos dos casos el chamanismo parece ser el eje principal de la
reflexión.
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